Como en todas las últimas ediciones de Liber, este año, en el marco de LIBER 2010, FESABID ha organizado la mesa redonda “Apuestas en favor de la lectura. Nuevas prácticas de captación de lectores en las bibliotecas” centrada en una reflexión sobre la innovación para captar lectores en las bibliotecas públicas. La mesa ha estado formada por:
• Marta Cano. Servei de Coordinación Bibliotecària. Diputació de Barcelona.
• Serafín Portillo. Plan de Fomento de la Lectura. Junta de Extremadura.
• Rafael Chust Calero, Director Nacional de Instituciones y Administraciones Públicas del Grupo Editorial el Derecho Editores.
• Moderador: Tomás Saorín Pérez. Presidente de ANABAD Murcia y profesor de la Facultad de Comunicación y Documentación de la Universidad de Murcia
Sobre este punto de partida nos planteamos ¿Qué más se puede decir sobre este tema si las bibliotecas llevan años haciendo promoción de la lectura? Las palabras del título “captación” y “apuestas” hablan de búsqueda, de seducción, de estar disponibles, y de un aspecto relevante, del riesgo, de la dificultad de definir acciones concretas para conseguir unas objetivos ambiciosos: lectores. La sociedad está en continuo cambio, y la acción de gestión y planificación debe estar alerta para reconocer los patrones que conectan y los que se van volviendo pura inercia.
Un aspecto compartido por todos los participantes en el diálogo era la naturaleza amplia del concepto de lectura, y la adecuación de los sistemas de medición a la existencia de lectura personal, colectiva y técnica, en todos los soportes. Y en que las políticas de fomento de la lectura buscan, más allá del índice, un crecimiento de las capacidades de los lectores de ampliar su panorama de lecturas, relacionar medios, generar opinión e integrar la lectura en sus hábitos de ocio y desarrollo personal. Incluso profesional, dado que la búsqueda que se activa en la lectura es un medio de tejer relaciones personales y estar abierto a oportunidades. Serafín Portillo, desde el Plan de Fomento de la Lectura de Extremadura quiso que pusiéramos el foco en el triángulo formado por la biblioteca “como tiempo”, “espacio” y “servicio de animación cultural”. En el entorno de la acción regional para bibliotecas del ámbito rural, la clave es construir las políticas y herramientas para hacer de ella un hecho social, que la conecte con el resto de la actividad cívica, educativa y comercial. La biblioteca sale de su propio entorno y se ofrece durante más tiempo y en mejores espacios.
Pero la biblioteca como hecho social requiere dinamizarla a partir de actividades, buscar la colaboración con los agentes sociales y fomentar el encuentro.
Marta Cano recorrió los diez últimos años de acciones de fomento desde la Red de Bibliotecas de la Diputación de Barcelona, en la que se ha producido una consolidación de un modelo de biblioteca de calidad, con calidad de espacio y diversidad de servicios. ¿Cómo medir el éxito de estas bibliotecas? Los sistemas de medición deben afinarse a través de una combinación de indicadores que reflejen todos los aspectos de la sociedad lectora. Sobre todas las acciones que se desarrollan desde esta red, sobrevuela la idea de conexión: han de modularse desde cada biblioteca, transformadas por cada equipo de bibliotecarios en contacto con su comunidad de usuario. Los recursos, las colecciones, los medios en general, adquieren significado desde el biblioteca que actúa a la manera de “entrenador personal”. En el debate posterior se recordó que aunque el biblioteca ha de tener una sensibilidad y una formación cultural amplia y diversa, no podemos caer en el mito del “superbibliotecario” del que hablada Jose Antonio Gómez, que contiene en él las claves técnicas y de conocimiento para satisfacer cualquier búsqueda sobre cualquier tema. La biblioteca ha de actuar en red, potenciando el conocimiento compartido, aprendiendo de sus usuarios y devolviendo a la comunidad medios para organizar mejor sus datos y conocimiento a medio y largo plazo. ¿Cómo? Quizá eso sea la biblioteca 2.0, la que dinamiza, amplía y da proyección a las intensas redes de información de los propios usuarios, conectando a las personas y los contenidos.
Por último Rafael Chust trató de abordar a las bibliotecas desde el exterior. La experiencia del Grupo Editorial el Derecho Editores, con lectores profesionales que han hecho la transición hacia lo digital llevados por su necesidad de exhaustividad, calidad y, sobre todo, actualidad, le lleva a estar convencido que la clave es detectar una necesidad y construir el modelo de información adecuado a ella. La información es también funcionalidad. ¿Cómo encontrarla en el ámbito de las bibliotecas? Rompiendo con algunos tabúes como los tiempos de préstamo amplios, la gestión directa del usuario, aumentando la presencialidad de la biblioteca, dado que las colecciones digitales tienden a ser una ”commodity”, accesible de forma remota y cada más fácil de poner en servicio. Desde el público se amplió esta idea bajo la frase de “liberar al bibliotecario”, mejorando la cadena de distribución, adecuándola mucho más a la puesta en servicio de los libros, para que el personal de las bibliotecas pueda hacer el trabajo de seguimiento y acompañamiento de los usuarios. La biblioteca funciona, pero la sociedad digital amplia y hace más compleja su inserción en la comunidad, que es al mismo tiempo un territorio (el barrio, la ciudad) y una red local y global. No es fácil, y para ello hay que simplificar procesos y concentrarse en los que generan valor añadido. La innovación en la gestión cultural está ahora en el centro de la acción más visible de las bibliotecas.
El moderador quiso aportar su granito de arena, trayendo a colación la idea expresada recientemente por Lluís Anglada de buscar un “uso social y menos individual de la información”, planteando al auditorio la pregunta de cuáles podían ser los nuevos medios para crear contextos significativos para que la lectura sea un estimulo de las relaciones sociales, y un activo productivo. En concreto se repasó alguna de las ideas de éxito del Premio de Jóvenes Lectores de Cartagena (Premio Mandarache –
www.premiomandarache.es) donde desde las administraciones de juventud y cultura se crea una dinámica anual de selección de libros españoles recientes, con lo que se pone en valor la motivación y capacidad de los promotores del libro (profesores y profesionales del ámbito cultural), para luego crear grupos de lectura en cada instituto y universidad, propiciando encuentros y actividades vinculadas a los tres autores seleccionados, para concluir con una votación online para entregar un premio honorífico. El dibujo de un horizonte de ciudad para la lectura, dota de visibilidad y sentido a la lectura en la transición a la vida adulta, desde la enseñanza secundaria a la universitaria y otros colectivos ciudadanos.
En el debate hubo tiempo para plantearse el reto de la competencia de las diferentes instituciones culturales por captar el presupuesto de los proyectos públicos, y por lo tanto la necesidad de hacer los resultados y recursos de la acción cultural bibliotecario también para los gestores públicos, en cuyas manos se encuentra la asignación de recursos.
La limitación de tiempo y formato hizo que otros temas que preocupaban al colectivo, como se acentúa la distancia entre la oferta, los hábitos y los medios de consumo individual, y lo que puede ofrecer la biblioteca pública, como institución sometida a normas poco flexibles, especialmente en lo referente a licencias digitales amplias, de precio ajustado y de fácil aceptación.
Reseña elaborada por Tomás Saorín. Octubre de 2010